domingo, 26 de agosto de 2012

4. Investigación

-¿A dónde vas? -me dijo Dave mientras yo caminaba hacia el autobús del centro.
-Al centro, quiero comprarme una camiseta, ya sabes, para ir conjuntada con Jane y Rikki. ¿Y tú cómo sabías que iba a estar aquí?
-Yo... no lo sabía. Sólo paseaba.
-Bueno, que ya viene el autobús. Nos vemos.
-¿Cuándo? -me preguntó.
-Era una forma de despedirme.
-Vamos, ¿qué te pasa? Creía que yo te interesaba.
-Ya, y me interesas. Bueno, adiós. -le dije mientras iba hacia el bus.
Me subí al autobús y pagué, por supuesto, con la tarjeta. Al bajarme fui hacia Blanco, que es mi tienda preferida, y siempre hay algo que me guste allí.
-Emma -me dijo una voz grave pero tierna a la vez. Entonces me giré, y ahí estaba Dave. Era imposible que hubiera subido andando al centro, está muy lejos y el autobús no va tan despacio.
-¿Qué haces aquí?
-Me pregunté si querías que estuviera contigo mientras te comprabas esa camiseta.
-Tú no eres una persona normal. Es imposible subir desde tan lejos e ir más rápido que el autobús.
-¿Eso es un no? -me dijo.
-No has respondido a mi pregunta.
Entonces se fue por patas hacia abajo. Yo me compré la camiseta y me fui a casa. Estaba muy extrañada por lo que había hecho Dave. Además, no había podido subir en coche porque no tiene carnet, y los taxis tardan más en llegar.
-¡Emma! Corre ven, tienes que ver esto. Me llamó mi hermana Kate a gritos mientras corría hacia mi habitación.
-¿Qué pasa? -le dije. Ella me cogió de la mano y me llevó al salón.
-¡Mira la televisión!
Según fuentes policiales encontraron su cadáver en el tejado de su edificio. Creen que se trata de un asesinato, pero tienen que esperar a hacerle la autopsia para asegurarse. No saben como ha podido pasar, ni cómo ha podido acabar ahí arriba.
-Pero ese de la foto... ¡es Eleazar! -dije alterada- ¡Oh, dios mío, estoy en estado de shock!
-¿Pero como ha podido pasar?
-¿Dave? -susurré para mis adentros.
-¿Qué? -me dijo mi hermana.
-Nada, nada.
Entonces me puse a investigar en el portátil para intentar averiguar cosas sobre Dave. Bueno, o cómo había podido subir tan rápido a la tienda. Mientras navegaba por internet leí algo sobre los hombres-grifo. Según Wikipedia son criaturas mitológicas con cuerpo humano pero capaces de ir a muchos kilómetros por hora, llevar muchos kilos de peso, volar y muchas cosas más. No entendía lo que quería decir eso, pero fuera lo que fuera lo tenía que averiguar.
Al día siguiente, en el recreo del instituto, me acerqué a Dave.
-¿Qué eres? -le pregunté.
-¿Quieres averiguarlo?
-Me... me gustaría -le dije con voz temblorosa y tartamudeando.
-¿Te acuerdas de ese chico, Eleazar?
-Sí, me acuerdo.
-Garrett y yo nos ocupamos de él. Y los próximos serán sus amigos.
-Pero, ¿qué os han hecho? Ahora casi toda mi clase está deprimida y traumatizada.
-A nosotros nada, pero a ti sí. Y protegemos a nuestros amigos. Deberías saber lo que tenían pensado hacerte. Eleazar es un asesino, Emma. Bueno, más bien un ser mitológico.
-¿Qué?
-Es una larga historia. Él era un hombre-grifo, y mi deber es matarles. Los hombres grifo tienen el poder de dejarte KO sólo con mirarte, aun que tienen que entrar en fase para ello; o sea, transformarse en grifos. Por eso hay que tener mucho cuidado y matarles por la espalda, a no ser que tengas un poder. Yo tengo el poder del teletransporte, por eso me es muy fácil matarles. Soy más rápido que ellos. No puedo volar, pero puedo saltar a muchos metros de altura. Tampoco me transformo en nada, pero en forma humana tengo la misma fuerza que ellos en su forma mitológica. Te espero a la salida en el kiosko, van a tocar ya la campana.
-De acuerdo, luego nos vemos... -le dije asustada.
La campana sonó justo cuando terminé la frase, por lo que debía tener algún otro poder que no me hubiera querido contar.
-Un cazagrifos -susurré. Debía tener otro nombre más científico, o al menos un nombre mitológico.
A la salida fui hacia el kiosko como habíamos acordado, pero no estaba allí.
Ve con Garrett al bosque. Yo estaré allí esperándoos. Garrett ya lo sabe.
Entonces miré hacia mi derecha. Había un enorme Ferrari rojo. Sería de Garrett.
-Tss, ¿vamos? -me dijo.
-Vale -susurré. Y me subí al coche. Estábamos en silencio por lo que, para rebajar la tensión, le pregunté que qué poder tenía él.
-¿Así que te lo ha contado, eh? -me dijo.
-Sí.
-Bueno, yo tengo el poder de ver el futuro. Aun que si me concentro también puedo leer la mente y expresarles a los demás lo que pienso. Aun que los de mi especie nos leemos la mente mutuamente.
-¡Ah, no veo nada! -grité desesperadamente. No veía nada, estaba todo negro. Y tenía los ojos abiertos.
-Tranquila, soy yo. Estoy haciendo que veas lo que yo quiera.
-¡Wow! -grité- ¿Pero, puedes devolverme la vista, por favor?
Entonces recuperé la vista, de repente. También me comentó que él no tenía ningún problema al cazar grifos. Los dejaba ciegos y entonces los mataba. Los cazagrifos -o así los llamaba yo- tenían toneladas de fuerza y podían ir más rápido que cualquier ser humano o mitológico.
Cuando llegamos al bosque estaba Dave esperándonos. Querían mostrarme lo que podían hacer.
-Hola Emma.
-Hola, Dave -le dije.
-Bueno, ¿estás preparada? -me dijo mientras me cogía de las manos.
-¿Preparada para qué?
-Para esto.
Entonces noté una fuerte sacudida.
-¿Dónde estamos? -dije con una sonrisa. Estábamos en medio de un gran desierto, a más de cuarenta grados de temperatura.
-En el Sahara. ¿Te gusta? -me dijo.
-Sí pero, ¿y Garrett?
-Tardaría poco más de quince minutos si viniera corriendo, así que no te preocupes por él. Si quiere venir, vendrá.
-¡Pero si estamos a más de 1000 kilómetros! Además, no le hagas venir corriendo, con el calor que hace aquí.
-Emma, nosotros no sentimos ni el frío ni el calor. Sólo si viene de otro ser de nuestra especie, porque también existe el poder de la congelación. Y eso sí que lo notamos. Tampoco nos cansamos físicamente.
-Y, ¿cómo os ha pasado esto?
-Se me olvidaba, somos inmortales.
Me quedé asombrada. Eso significaba que no crecían, que siempre tenían la misma edad. Bueno, o al menos eso creía yo.
-Garrett lleva siglos viviendo. Por casualidad fuimos a la misma clase en nuestro instituto, y nos llevábamos tan bien que me lo contó todo. Le pedí que me convirtiera a mi también, y asintió. Somos algo parecido a los vampiros, sólo que sin nombre y sin beber sangre.
-¿No necesitáis comer?
-No.
-¿Y dormir?
-Tampoco. No necesitamos absolutamente nada.
-Y... ¿cómo os llaman?
-Puedes llamarnos Cazagrifos. Me dijo mientras me teletransportaba al bosque.
-¡Oye! Garrett iba hacia el Sahara, ¿no?
-En cinco minutos está aquí. Garrett ve el futuro, por lo que sabía que íbamos a volver y cuando iba a mitad del camino dio la vuelta.
-Bueno, tengo que ir a casa ya. ¿Me llevas?
-Claro. 
En un abrir y cerrar de ojos estaba en mi habitación. Ese poder me tenía enamorada. Era mi sueño, poder teletransportarme a donde quisiera. Aun que bueno, a él tampoco le haría mucha falta porque podría recorrerse el mundo entero corriendo en horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario